7 jun 2010

Para ser periodista, mujer y encima, no morir en el intento

Primera nota de aporte de Morocha Urbana - Mónica Gervasoni

Diosas o demonios, las mujeres se las verán con las tradiciones familiares. Porque, cómo explicarle a la bisabuela, abuela y madre que, apenas sabremos coser, ningún poco bordar, a gatas cocinar y no abriremos ni loca la puerta para ir a jugar, a menos que hayamos terminado la nota...
Menos aún nos casaremos con ningún coronel, porque, por supuesto, no pasaremos delante de ningún cuartel. Peor aún, eligiéremos un marido acorde, otro periodista, o futuro periodista, lo cual es recontra peor, todavía. No hay nada que hacer, concluirá resignado el correlato familiar, Dios los hace, uno los cría, el viento los desparrama y ellos, ¿qué pueden hacer ellos?, se juntan.
Tener presente la incomunicación nuestra de cada día. Frente a la hoja en blanco del papel o del ordenador, nadie, inclusive el canario, pueden decir ni pío. Sospecharán que meditamos, por la baranda a sahumerio, velas pretendidas y afines. Pero no, nos estamos concentrando y rezando a cuánto santo se nos cruce por una miserable idea.
Proveerse de una artillería de lapiceras, lápices o bolígrafo, que escriban, sobre todo cuando se las solicita para tal fin. Una fiel máquina de escribir, mientras nos rompemos el alma y el bolsillo para comprar una PC para que entre otras cosas, el marido de una, ose depositar sobre la sagrada reliquia, lo que pretende le planchemos para mañana.
Servilletas, indispensables en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero, si es que todavía quedan, los caballeros y las servilletas. Sobre todo para cuando se acaben cuadernos, agendas y afines que tienen la maldita costumbre de acabarse cuando uno más lo necesita.
Saber que en la mitología del mal agüero, no hay nada mejor para perder el humor que a una le encarguen una nota con humor. Que no hay nada mejor para hacer una, que no se disponga ni de tiempo ni espacio ni para pergüeñarla, vea Ud. Resignarse porque, a veces, solo y exclusivamente en esas condiciones surgen las ideas.
Idea, "moun amour" ..: Basta que a una se le antoje una idea, que parirla cuesta tanto como hacer arrancar un viejo Winco.
Recurrir a un buen manual de autoayuda para convocar al silencio familiar, cuando una necesita concentrarse.
Un buen y barato mataburros.
Mate. Litros de café como para quedar como brea o en el mejor de los casos, como murciélago, después de ingerirlo. Cigarrillos, por las dudas. Y un buen digestivo porque con el stress y el café no hay vesícula, ni hígado, páncreas ni estómago que resista.
Ser una, con la montaña de papeles sobre el escritorio, que para localizarnos soliciten a un San Bernardo, esos perros que suelen venir con barrilito incluido debajo del pescuezo, a ver si convidándonos de paso cañazo, logran despertarnos. ZZZZ... vamos, que solos a la madrugada, con esto de la Internet, ya no estamos tan solos.
Paciencia en solución concentrada para saber tratar a aquellos que creen que escribir es soplar y hacer botella. Y para los que no sabiendo escribir, le dicen a una, como y qué tiene que escribir. Alguien que friegue por una mientras una se auto realiza.
Saber que los propios tiempos de gestación de ideas para notas, jamás concuerdan con los del jefe de redacción que quiere título y nota en un santiamén. También, saber que no se puede dejar para mañana la nota que se puede hacer hoy, porque el grande jefe la quiere para ayer.
Soportar gajes del oficio extras, como por ejemplo, un marido gritando cual marrano, clamando un "despertar no violento", al mejor estilo mathama marido, porque pusimos todos los despertadores al mismo tiempo, con cacerola de tapa, en función de lograr despertar y sobre todo entregar, ¡puntual!
Practicar encorvamiento de espaldas, sobre escritorios, PC, máquina de escribir, cuadernos, etc. Escribir hasta que las velas no ardan. Estar con toda la parentela de guardia en el kiosco de diarios para abarajar la primera revista con nuestra nota. Resignarse a tener siempre pocos, casi ninguno, pietrodólares en los bolsillos.
Considerar que si una idea nace en disparada entre la cocina y el living, o peor aún en mitad del sueño o del kamasutra, es imposible que encima salga estructurada. Gracias al cielo que surgió. Aunque el "dorima" blasfeme. Contener los esfínteres en pleno ataque de inspiración. Y cuando sale la nota, suspirar con un: "por fin me la saqué de encima".
Toda coincidencia con la realidad fue absolutamente y deliberadamente premeditada. Se omiten nombres propios, en alianza al pellejo de la autora, en otras palabras para que no sea occisa. Joven argentina, 33 pirulos, ama de casa, de vocación periodista, es BUSCADA, porque no dimitiría de la profesión ni falta de trabajo ni guillotina mediante.
Mónica Beatriz Gervasoni

1 comentario:

Anónimo dijo...

EXCELENTE BLOG!. MIS FELICITACIONES POR UN ESPACIO TAN BRILLANTEMENTE PENSADO Y CREADO.
UN ABRAZO.
SILVANA RIMABAU